"Fomos ficando sós o Mar, o barco e mais nós."
"Fuimos quedando solos, el Mar, el barco y nosotros."
Manuel Antonio, poeta gallego
La profesión de pescador es exigente. Sometidos a las corrientes marinas y armados de paciencia, los guardianes del mar deben navegar con embarcaciones por mares y océanos en ocasiones calmados, en otras embravecidos. Pero su labor implica mucho más, ya que pasan largos periodos alejados de sus familias. En este documental rodado en gallego, con subtítulos al castellano, el cineasta Adrián Canoura se embarca y filma un documental intimista junto a su padre, Raúl Canoura, pescador durante más de tres décadas.
La música suave y melódica junto a los planos del mar predominan durante los primeros 10 minutos de “Fomos ficando sós”. Con una dirección estilística inmersiva, como espectadora, sentía el balanceo y el rolido del barco, incluyendo un primer plano desde proa.
Cintas audiovisuales retro se combinan con material de grabación actual, mostrando a Raúl, quien se refiere a su “retoño” en este largometraje de 82 minutos de duración. Documentación de archivo de 1991 se entremezcla con una composición elaborada mediante avances tecnológicos, la maqueta multidimensional del barco con arte digital.
La fotografía combina los rayos luminosos del día con crepúsculos y anocheceres. Predominan los silencios con algunas palabras en momentos de faena. La poesía aporta sensibilidad al conjunto, con versos del poeta gallego Manuel Antonio.
Guiño al medioambiente
¡Queda terminantemente prohibido tirar nada al mar! Esta es la advertencia del patrón del barco para que no se tiren bolsas de basura al mar, un gesto medioambientalista acompañado por el temor a las multas procedentes de acciones poco ecológicas.
Los animales encuentran su propio espacio en el documental, no sólo por la presencia de los peces, sino también por la de gaviotas que nadan cerca del barco. Por otra parte, es necesario recordar la necesidad de cuidar la biodiversidad, evitando la sobreexplotación de los recursos que el mar nos brinda. Raúl señala la escasez de merluzas ante el gran número de barcos pesqueros que faenan en la zona.
En el documental, la pesca es a escala internacional, ya que el barco parte de Burela (Galicia) para dirigirse al Gran Sol, un caladero situado en el Atlántico Norte, al oeste de las Islas Británicas. Los pescadores deben tener conocimientos marítimos extensos, comprender los mapas, usar los GPS y tener una actitud de motivación en su ardua tarea.
Al final del largometraje, una serie de fotografías de padre e hijo enmarcan un documental con notoria dedicatoria afectuosa de un hijo que ha pasado largas temporadas lejos de su padre, de quien ha recibido cartas y a quien le dice “te quiero” a través del arte cinematográfico documental.
Este trabajo participa en la sección “Corte Final” del festival Documenta Madrid 2025, que hace referencia a obras sin acabar y en su valoración sólo participa el jurado, pero no el público. Como han comentado un par de integrantes del equipo de la película, entre ellos el propio Adrián, falta añadir parte de los títulos de crédito y está abierto a alguna modificación adicional.
Comentarios del equipo del documental, incluyendo al director:
“Es una perspectiva más sociolaboral que acaba convergiendo en una relación más íntima y personal”.
“El montaje está cerrado, aunque estamos abiertos a modificar algo”.
“Os recomiendo que os dejéis llevar, es un viaje, hay gente que a veces se marea”.
“Todo esto no deja de ser una excusa para decirle Adrián a su padre “te quiero”.
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