Poco o casi nada se habla del posparto. Parece un tema tabú. Como si al ser madre ya no pudieras expresar en voz alta tus miedos, inseguridades, tu pérdida de identidad o tu cambio de vida radical. Como si hacerlo te convirtiera en peor madre. Cuando una mujer da a luz, hay un baile hormonal muy grande, es una autentica locura. Pero la naturaleza es sabia y lo hace con un propósito. Se produce un caída brusca de estrógenos y progesterona y una subida de prolactina para activar la lactancia materna. Una nueva vida comienza de cero. Un ser humano indefenso que depende de su mamá a tiempo completo. Todo es nuevo para la madre y su bebé. Se tienen que empezar a conocer dos extraños. Porque ese bebé, que ha nadado cómodamente en líquido amniótico durante 9 meses en la tripa de su mamá, tiene que aprender a acoplarse a su madre, y su mamá tiene que aprender a acoplarse a su bebé, tienen que aprender a entenderse y a amarse. ¿Quién dice que nada más nacer haya una chispa instantánea de enamoramiento de la madre por su bebé? Eso es un mito. En muchas ocasiones no ocurre eso. Pero, ¿por qué no se habla de la depresión postparto que en mayor o menor medida, afecta a todas las madres recién paridas, doloridas, con miedos e incertidumbre que no se atreven a expresar en voz alta por miedo a ser juzgadas?
Hay grados de depresión postparto. Algunos desaparecen en semanas, otros tardan meses o incluso años y los hay que son muy graves y requieren medicación y seguimiento profesional, porque suponen una amenaza a la integridad física y psicológica de la recién estrenada mamá y a la integridad física de su bebé.
De eso trata la película “Die my Love”, protagonizada por Jennifer Lawrence en el papel de Grace, Robert Pattinson como Jackson (su marido) y Sissy Spaceyk, la suegra de Grace. Una casa en un entorno de naturaleza, amor, atracción salvaje, desnudos y pasión en una pareja durante su etapa con una casa recién estrenada y muchas ilusiones. Tras un embarazo de 9 meses nace su pequeño milagro. Entonces llega el posparto. Hay un antes y un después. Vemos a una mamá con su bebé que ahora tiene 6 meses. Una mujer que se siente poco deseada por su marido. Que percibe que tras ser madre ya sólo tiene ese rol. Que siente que su identidad personal se ha diluido y desaparecido tras dar a luz. Ya no es la persona que era. Sólo se ve reconocida en su rol de madre. Quiere y cuida de su bebé mientras su marido se ocupa de trabajar 3 días a la semana. Ella limpia, cocina y cuida de su retoño a tiempo completo. Busca con deseo a su marido pero no se siente correspondida. Cuando su marido compra un perro (un cachorrito) que no para de ladrar y él deja la responsabilidad de su cuidado en ella mientras él se va a trabajar, añade más estrés a su propio estrés.
La película está basada en la novela de Ariana Harwicz, que se desarrolla en la campiña francesa. El film traslada la historia a Montana (EEUU) en medio del silencio, la naturaleza y la soledad.
El film está dirigido con maestría por Lynne Ramsay, que utiliza los planos largos y los silencios incómodos, en un ambiente íntimo que contrasta con el grito desesperado de Grace por ser escuchada y salvada de sí misma y de su afectado estado mental.
La banda sonora está compuesta por George Vjestica junto a Ramsay, e incluye piezas grabadas por la misma Jennifer Lawrence.
En la rueda de prensa de presentación de la película en el Festival de San Sebastián, Jennifer Lawrence, actriz protagonista y productora del largometraje, ha comentado: “hay mucho con lo que me identifiqué, la crisis de identidad, cambia quién eres y el día a día. Tuve un parto excelente con mi primer hijo. Pude contemplarlo en mayor profundidad, después de dar a luz al segundo hijo tuve un posparto más complicado. Realmente he pasado por ese bosque”.
Sobre su papel de productora, ha mencionado lo siguiente: “Me llevó a producir esto una llamada de Scorsese que leyó el libro y me dijo que era un papel que tenía que interpretar”.
En conclusión, las madres tienen derecho a ser madres y seguir siendo reconocidas como personas individuales. A trabajar en casa y/o fuera de ella, a tener también sus propios hobbies y su espacio personal. Y tienen derecho a expresarse, a quejarse, a frustrarse, a dudar, a gritar, llorar, reír y a aprender a amar, con el tiempo, a ese ser humano al que ayudarán a crecer y desarrollarse como un ser libre, íntegro e independiente. Como se relata en “Die My Love”, la depresión posparto es más común de lo que pensamos.
Sección Oficial
Festival de Cine de San Sebastián
Donostia Zinemaldia
73 SSIFF
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