Si pudierais atravesar una puerta y volver al pasado, ¿lo haríais? Existen varias opciones para regresar al ayer, como rescatar álbumes de fotografías, consumir cine de otras épocas o visitar los lugares en los que fuimos felices, aunque la canción “Peces de ciudad” de Ana Belén dice “Que al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver”.
El director Kogonada, cineasta estadounidense de origen coreano, muestra su sensibilidad en “Un gran viaje atrevido y maravilloso” que mezcla el realismo mágico con la ciencia ficción. Kogonada rodó en Irlanda y Portugal y creó los mundos mágicos tras las puertas inspirándose en Hayao Miyazaki, el director de animación japonés que ganó el Óscar por “El viaje de Chihiro” en 2003. El guión está escrito por Seth Reiss, autor de “The Menu” (2022). La banda sonora es de Joe Hisaishi.
Margot Robbie (Sarah) y Colin Farrell (David) se compenetran, sus personajes son tan iguales en su forma de enfocar las relaciones amorosas que deben aprender a superar juntos sus miedos.
Por cierto, he visto varias entrevistas promocionales de los intérpretes principales y se profesan respeto mutuo. Margot estaba embarazada durante el rodaje y Colin le preparaba sándwiches cada día.
El vestuario es digno de un análisis colorimétrico, el rojo es sello personal del personaje de Margot, que luce un flequillo que le sienta fenomenal, mientras que Colin se adhiere al azul con un atractivo innegable. La lluvia jarreante es característica del metraje, su simbología me recuerda a la de la película española “El secreto del orfebre”, con Mario Casas y Zoe Bonafonte.
Las puertas mágicas ya aparecieron en “Monstruos S.A.”, y los viajes al pasado tienen un precedente en películas como “Regreso al futuro” o “Big”. Además, hay algunas referencias al arte, tanto pintura como teatro y cine.
Es un largometraje bonito, que en ocasiones avanza al ralentí, con un poco de musical, romance, comedia, drama, acción y nostalgia, que deja una sensación agradable. Aunque la pareja protagonista no transmite pegajosidad amorosa, puede que en ocasiones las escenas románticas lleguen a ser cursis, pero es un edulcorante que sienta bien.
La idea no es volver al pasado para cambiarlo, sino dialogar en voz alta para quedar en paz con uno mismo, “aprender a estar contento”.
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