África es probablemente el continente más afectado por los efectos del cambio climático y el que se enfrenta a los retos más importantes y urgentes, pese a que sólo es responsable del 14% de las emisiones de C02. Factores como la pobreza, los conflictos, las enfermedades, los problemas de gobernabilidad, un sistema comercial internacional injusto y la carga de la deuda impagable, limitan la capacidad de las comunidades y naciones para afrontar los impactos del cambio climático. La mayor parte de la población en este continente se dedica a la agricultura y a la ganadería y son especialmente graves la falta de agua y erosión del suelo.
En sólo un año, alrededor de 50 millones de personas a nivel mundial tendrán que emigrar por causas relacionadas con el medio ambiente. El cálculo lo ha hecho Naciones Unidas y fue recordado con motivo del Día de África, que se celebró el 25 de mayo.
Las autoridades sanitarias temen que el cambio climático dé lugar a la expansión de enfermedades como la malaria y que los mosquitos responsables de la transmisión lleguen a zonas en las que actualmente no se registran casos de esta enfermedad. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, 80 millones de personas podrían resultar infectadas en todo el mundo. Según los datos de las Naciones Unidas, se calcula que el 75% de las nuevas enfermedades que azotan a la humanidad tienen procedencia animal, principalmente por los cambios que sufren los ecosistemas por los efectos del cambio climático.
En un informe británico presentado en Londres, elaborado por expertos en desarrollo sostenible de la ‘Forum for the Future’ con apoyo del Ministerio de Desarrollo Internacional, analiza cómo transformará el cambio climático las economías de los países pobres en los próximos veinte años. "Sin acciones urgentes, el cambio climático amenaza con deshacer lo logrado durante años en la lucha contra la pobreza en el mundo en desarrollo", comenta Stephen O'Brien, ministro para el Desarrollo Internacional del Reino Unido.
Desde Roma, la FAO informó el lunes 9 de agosto de 2010, que la producción de arroz – el cultivo más importante para la seguridad alimentaria y encauzar la pobreza, se verá reducida con el incremento de temperaturas en las áreas arroceras que ocasiona el cambio climático. Dado que unas 3.000 millones de personas comen arroz todos los días en el mundo, y el 60% de los pobres y desnutridos del mundo viven en Asia y dependen del arroz, la reducción de los rendimientos del arroz influye negativamente en la pobreza y el hambre.
Este año hemos visto ejemplos de los efectos del cambio climático a nivel mundial: los incendios forestales en Rusia cubrieron al país de humo. Las lluvias torrenciales en Asia provocaron grandes inundaciones y deslizamientos de tierra mortales en Pakistán, Cachemira, Afganistán y China. Un gran bloque de hielo se desprendió de Groenlandia, dejando una isla de hielo de cuatro veces el tamaño de Manhattan navegando en el océano. La sequía amenaza a Níger y a la región africana de Sahel.
La próxima conferencia de la ONU sobre el cambio climático tendrá lugar en Cancún, México, en diciembre. Yvo de Boer, secretario de la convención de la ONU contra el calentamiento baraja diferentes propuestas para ese complejo pacto internacional: debería precisar cuánto tiene que reducir sus emisiones cada país desarrollado, cómo China e India y los grandes países emergentes van a limitar el aumento de sus emisiones y también explicar cuál va a ser la financiación y cómo se va a gestionar. “El 80% de las emisiones de CO2 tiene que ver con la energía; si cambiamos el sistema energético podemos reducir las emisiones hasta ese porcentaje. El transporte supone un 24%; si conseguimos pasar con un coste razonable a motores eléctricos o células de combustible, también lo podríamos reducir. En la actualidad se están experimentando biocombustibles para aviones. Y por otro lado, es necesario ponerle precio a la emisión del CO2”.
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