Algunos de los recientes acontecimientos mundiales (inflación de los precios y guerra en Ucrania) han sido los principales causantes de que el precio de la gasolina -derivado del petróleo- se haya disparado. Este hecho ha supuesto un impacto considerable en los bolsillos de los consumidores, pero también ha afectado a los comerciantes, transportistas y a la ciudadanía en general.
El precio de la gasolina está de media en 1,7 euros el litro, por lo que llenar el depósito de un coche que no gaste de media en exceso, supone un esfuerzo bastante grande.
Los madrileños estamos acostumbrados en muchos casos a coger el coche para movernos por la ciudad. Esta situación ensalza el valor del transporte público, no sólo por el ahorro que implica su uso, sino también porque son medios de transporte más eficientes y ecológicos (por ejemplo, la flota de autobuses de la EMT que funciona con hidrogeno en Madrid).
El petróleo es un combustible fósil que pertenece al grupo de energías no renovables.
Os mandamos nuestros mejores deseos.
Ojalá la gente se concienciase para utilizar más el transporte público y menos el privado.
ResponderEliminarTambién estaría bien que el personal se desplazase habitualmente en bici como hacen en los países centroeuropeos donde tienen una visión más ecologista y de respeto al medio ambiente. Lo que ocurre que aquí no estamos acostumbrados ni se respetan a los ciclistas ni a los carriles bici. En alguna ocasión intenté hacer un pequeño recorrido por unos de estos carriles de cualquier ciudad y era una locura:
coches aparcados en dicho carril, peatones andando sin darse cuenta que era para las bicis, mal diseño incluso con obstáculos en mitad del carril, etc.
A pasar buena semana.