Una llamada de teléfono inicia una historia apasionante en Barcelona, Vilasanta y Nueva York donde el verdadero protagonista es Nietzsche. Sí, el filósofo. A partir de ahora te harás fan de él. Yo me acabo de declarar seguidora de alguna de sus teorías. Es el punto fuerte de “El secreto del orfebre” que sabe mezclar artesanía, moda, filosofía y romance y salir ilesa. No sólo sale ilesa, lo hace con elegancia y sutileza.
He entrado a ver la película un día lluvioso, por lo que la sala estaba más llena de lo habitual. Y allí estaba yo, en la sala del cine, hipnotizada. Hipnotizada con la historia; hipnotizada con la ambientación; hipnotizada con los detalles; absorta.
La parte de naturaleza la ponen los paisajes de montaña en el momento en que Pablo, el protagonista masculino, se sienta a tomar algo con Celia, la protagonista femenina, y sus amigas. También los paseos de Pablo en bicicleta al aire libre. La lluvia como fenómeno meteorológico es recurrente y aparece en momentos clave.
No se trata de una historia de amor tradicional entre dos protagonistas. Es mucho más que eso, es una historia de amor propio, de transgresión de las normas de una época conservadora, un viaje personal cuyo propósito es encontrarse a uno mismo, con la ayuda del amor. Porque quien te quiere te ayuda a ser la mejor versión de ti mismo.
Hay que fijarse en los detalles para entender un relato con una fotografía cuidada hasta el más mínimo detalle. Tiene un 6,6 en Filmaffinity, una nota bajo mi punto de vista merecida. El trabajo serio de Mario Casas, el encanto de Zoe Bonafonte, la inocencia de Enzo Oliver, la voz mágica de Michelle Jenner que tiene bagaje como dobladora, y los oportunos actores y actrices de reparto, diseñan, cortan y cosen un relato sólido. Lo digo porque una de las protagonistas es una modista adelantada a su época.
“El secreto del orfebre” es un relato donde los momentos de regocijo pasan a cámara lenta, los detalles importan y el drama romántico une épocas. La directora, Olga Osorio, ha tenido que trabajar mano a mano con los responsables de fotografía e intervenir con mimo en la preproducción, producción y postproducción de esta historia, porque el resultado tiene mano izquierda.
Destaca un guiño cinematográfico dentro de la propia producción, los cines “Rex”. Precisamente, la revista internacional de ocio y cultura Time Out acaba de publicar una clasificación de los 50 cines más bonitos del mundo, y encabeza el ranking otro cine “Rex” concretamente “Le Grand Rex” (París).
El orfebre tiene un secreto. ¿Cuál es? ¿Nietzsche? No, no es Nietzsche, pero tiene mucho que ver. Es una historia humana, con unos guionistas orfebres que han adaptado una pieza de joyería única basada en una novela homónima de Elia Barceló.
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