Nos encontramos ante un thriller de los que hacía tiempo que no veía. Uno de esos en los que una cita aparentemente simple se convierte en un misterio tenso, con 6 ó 7 personajes que podrían ser los responsables de que la protagonista, Violet, interpretada por Meghann Fahy, pase la noche pegada al móvil recibiendo mensajes y memes poco inocentes.
Elegir el vestido de “La cita” no es lo más importante en este largometraje. O puede que sí, porque Violet luce un mono rojo que constituye prácticamente su único outfit. Ídem con Henry, su pareja de cena, que lleva un look semiformal que recuerda al de un fotógrafo, casi adivinas su profesión por el “dress code”.
“La cita” es un thriller estadounidense dirigido por Christopher Landon, con guión de Jillian Jacobs y Christopher Roach y un extenso coral de secundarios e intérpretes de reparto, entre los que destacan Violett Beane, Ed Weeks, Travis Nelson y Gabrielle Ryan, y donde hay un claro protagonismo de Meghann Fahy junto a Brandon Sklenar.
Meghann Fahy, la intérprete principal, es físicamente una mezcla entre Michelle Pfeiffer y Elle Fanning, sobre todo en algunos planos. También tiene un cierto parecido a Alicia Silverstone. Su interpretación es bastante completa, abarcando varios géneros salvo la comedia, que es lo que menos abunda y en este caso racae en el personaje del camarero, un contrapunto en este thriller que pretende provocar más tensión y susto que otra cosa. Brandon Sklenar, su partenaire, interpreta a un fotógrafo de gabinete y acompañante durante la cena a quien también le he sacado parecido a Chris Evans, el “Capitán América” de Marvel.
Hay algún giro argumental de efecto, sobre todo hacia la conclusión. El hecho de que se desarrolle de noche, en un elegante restaurante de lo alto de un rascacielos con vistas al skyline, ambienta la historia y le da un toque de distinción. También hay subtramas que parecen un poco impostadas, aunque para mí tienen sentido porque generan confusión y eso en un thriller es bueno. Cuanta más confusión, mejor. Atención a la evolución de la historia, porque la explicación de la urdimbre es curiosa, no la definiría exactamente como predecible.
Con un final que recuerda en flashbacks a algunas de las escenas de la saga “Scream”, los escenarios son básicamente dos fijos, pero eso desde luego no le resta interés a la trama ni la hace soporífera.
¿Quién es el “aguacitas” que le da la noche a Violet y Henry? Podría ser el más obvio, como en la ópera prima “Tesis”(1996) o el más inesperado, como en “Alguien voló sobre el nido del cuco” (1975). Si os apetece ver un thriller que entretiene y queréis tirar del hilo, acudid a “La cita”.
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