Santiago Segura entiende su pentalogía. Hay paralelismos con las sitcom como personajes constantes y enredos familiares, pero con la duración de un largometraje. Se trata de un contexto predecible que contrasta con situaciones nuevas con las que cualquiera se puede identificar. Ese es el quid de la cuestión, independientemente de la edad, hay una trama para todos: Niños, adolescentes, jóvenes, adultos, padres, madres y personas mayores tienen su réplica.
A este “nido repleto” vuelve la madre, Toni Acosta (Marisa), junto al padre, Santiago Segura (Javier) y sus vástagos (dos de ellas hijas en la realidad), los suegros, los cuñados y otras figuras del colegio. Si aún no habéis mirado los créditos con atención, hay alguna sorpresa musical y detalles de plena actualidad -atención a los tiktokers y a los fans de determinada cantante de fama mundial-.
Por cierto, la cuestión medioambiental vuelve a estar presente con el personaje de Calma Segura, que insiste a lo largo del largometraje en su deseo de ir a limpiar una playa de suciedad, plásticos, etc. Se agradece que el director siga ofreciendo espacio para los problemas medioambientales que requieren soluciones apremiantes. También hay pequeñas críticas sobre otros temas generales con frases breves pero contundentes.
Parte se rodó en Canarias, aprovechando la época veraniega de los niños para congregarles en un rodaje con facilidades logísticas, y donde ya se rodaron escenas de la cuarta película. Además, Toni Acosta que interpreta a la madre de la familia es canaria, lo que da un toque especial a esa localización.
Me llamó especialmente la atención la interpretación de Blanca, la hija más pequeña, lo bien aprendidos que tiene los diálogos, y lo salada que es para la edad que tiene. En el cuarto largometraje era bastante pequeña y casi no hablaba, pero en el quinto tiene textos considerables.
También me hizo gracia la “hora sin wifi”: a la hora de la cena se reúne la tropa familiar en torno a la mesa e intercambian diálogos sin reírse -seguro que fue divertido de rodar- y sin poder usar móviles, tablets ni ordenadores. Santiago Segura ha admitido que entre el 30% y el 40% de las escenas están sacadas de su propia vida familiar. Es interesante recordar que no sólo dirige, también coescribe el guión junto a Marta González de Vega.
La película es predecible en varios sentidos pero también como mínimo entretenida. Su máxima pretensión es hacer reír y lo consigue. Es reconocible, sigue la tendencia de las previas y colorea saliéndose poco del dibujo. Si os gustaron las anteriores, esta también os gustará. A mí al menos me ha agradado, teniendo en cuenta el objetivo que persigue, ser familiar, ligera, jocosa y cercana.
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