“Weapons” (2025), es una película de terror thrilleriana, dirigida por Zach Cregger, que la considera “legítimamente autobiográfica” y provoca opiniones polarizadas en quien la ve. Puedes venerarla o detestarla. Es ficción, aunque Cregger, como guionista, lo plantea como un hecho que sucedió realmente en un pueblo estadounidense, la desaparición de un grupo de niños, salvo uno, de un mismo aula colegial a una hora concreta de la madrugada.
El misterio se va desentrañando según avanza la historia, que se divide en episodios, cada uno de ellos protagonizado por un personaje. Son minientregas que explican diferentes puntos de vista sobre un mismo hecho y finalizan de manera impactante. Hay un misterio subyacente, lo que mantuvo mi atención como espectadora.
Los protagonistas principales son Josh Brolin, Julia Garner, Cary Christopher y Amy Madigan, junto a otros secundarios que también tienen aires protagónicos. La elección de intérpretes es potente, como su factura técnica. Los personajes no pretenden ser ejemplares, sólo son personas con defectos y en algún caso, un pasado cuyo carga pone su identidad en tela de juicio.
La ambientación se limita a unos pocos kilómetros cuadrados, un pueblo no excesivamente grande donde se desarrolla la trama, mientras el día y la noche se suceden linealmente sin excesivos sobresaltos. Es un largometraje que va in crescendo.
Las composiciones musicales incidentales, a cargo de Ryan y Hays Holladay, contribuyen a la atmósfera emocional con música electrónica, orquesta y sintetizadores.
El largometraje no reviste excesiva complejidad en su desenlace, al menos para mí, aunque el desarrollo consta de varias capas narrativas. La explicación no es propia de una obra de David Lynch, es decir, incomprensible y subjetiva, sino que el motivo queda aclarado. Sin embargo, hay algún elemento que parece dotado de aletoriedad, no es tan fácil encontrar su connotación, me refiero a algo que aparece en el cielo acompañado por un número.
Reconozco que estuve un buen rato comentando detalles de la película tras verla, puede que la forma de conectar las subtramas de cada personaje hasta ir desentrañando el enigma sea hábil y que la fotografía tenga calidad, pero la explicación de lo sucedido es más básica de lo que parece.
El largometraje no es aburrido, soporífero ni lento, el ritmo es aceptable, mantiene la tensión moderadamente en la primera hora y se centra en el desenlace en la segunda. Hay nociones de terror y thriller, alguna escena gore, sobre todo en el último cuarto de hora, pero diría que he pasado más miedo con alguna película de Álex De la Iglesia.
Este largometraje es susceptible de herir sensibilidades debido a su final, quien vaya a verla entenderá por qué hago esta afirmación.
En cualquier caso, para alguien que incluso sienta filia hacia este género de cine, podría resultar una futura película de culto, contiene elementos inteligentes, para mí los intérpretes tienen presencia y la ambientación es lo suficientemente espeluznante. También hay momentos que me recuerdan a otros de la película “The Visit” de M. Night Shyamalan. Lo mejor es ir a verla sin expectativas, los básicos del cine de terror unido a thriller están presentes, desde la sangre hasta la violencia gráfica, pasando por los sustos, todo ello unido a la necesidad de descubrir qué hay detrás de lo ocurrido.
TMBD
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